¿Alguna vez, durante una competición, habéis experimentado
algo así como una pérdida de control? ¿Esa sensación de que la carabina hace lo
que ella quiere y no hay manera de dominarla? Te esfuerzas y te empeñas, pero absolutamente
NADA sale como en los entrenamientos… todo es diferente.
Es frustrante, y decepcionante. Y bastante frecuente, me
temo.
En los entrenamientos precedentes habías conseguido pulir tu
técnica, el encare, la respiración, la trayectoria de aproximación, la
ejecución, el tercer tiempo… todo OK. La posición de los pies, ese codo
escurridizo, la presión del dedo… TODO controlado. Buenos resultados, un montón
de puntos y la sensación de que dominas. Y sin embargo, el día de la
competición… la carabina no se para nunca en el diez, da saltitos, aparecen los
gatillazos y el balanceo es extremo. ¿Qué narices ha pasado aquí?
Es la maldición del tirador. Preguntad, si no, al finalizar
una competición, y veréis que un 80% (o más) os responden con cara de
resignación: - “mal”.
Los buenos resultados durante los entrenamientos generan
unas ciertas expectativas que, desafortunadamente, no se materializan en la
hora de la verdad. ¿Pero por qué?
La respuesta a esta pregunta parece compleja, aunque supongo
que pertenece principalmente al plano psicológico. Aparentemente, nuestra
conducta y actitud durante las competiciones es diferente, lo cual desemboca en
resultados diferentes.
De acuerdo, pero ¿qué se podría hacer para evitarlo? Existen
dos aproximaciones diferentes al problema, ambas igualmente difíciles y
complicadas.
La primera aproximación, lógicamente, consistiría en modular
nuestra conducta y nuestra predisposición frente a los competiciones. Poco más puedo aportar, pues mis competencias
en psicología son más bien nulas. Cosas como la meditación, la
previsualización, etc. seguramente son útiles a este respecto. Se me escapan.
La segunda aproximación es más técnica, y está basada en la
experiencia y en el entrenamiento. Parafraseando a un buen amigo y mejor
tirador la llamaré “técnica del botiquín”. Resumidamente consistiría en
procurarse un botiquín repleto de medicinas que puedan curar cada uno de los
problemas que, de repente, aparecen en competición. En realidad todos los
tiradores tenemos nuestro particular botiquín. Así, por ejemplo, el día que
notamos que los blancos nos quedan bajos usamos la medicina de mover la
cantonera, o modificamos la postura, etc. Acumulamos experiencia y trucos que
nos ayudan a resolver problemas. Algunos son más básicos o evidentes, y otros
son más complejos. Quien más medicinas acumula… más preparado está. Pero ¿cómo
fabrico mis medicinas?... con análisis y experimentación. Por ejemplo, ese día
que todos los tiros se van a la izquierda me preocupo en analizar las causas y
me esfuerzo en probar soluciones. Práctica, experiencia…
No tiene muchos secretos… aparte de ser extremadamente
metódico, analítico, y crítico. Ser valiente y probar. Probar y sentir. Juzgar.
Aprobar o rechazar. Así es como se forja un botiquín. ¿Lógico? Sí ¿Fácil? No. Porque ese botiquín no se crea por sí sólo,
por inercia, simplemente a base de entrenar tiros y tiros. Los entrenamientos
tienen que estar enfocados, orientados, forzados… Y hay que probar, probar y
probar. Y eso cuesta.
A modo de confesión y desahogo os contaré mis experiencias
recientes con carabina aire. Tiro desde hace 28 años y siempre he sido de los
“del montón”, de los que rozan los 570 con altibajos (más “bajos” que “altis”).
En definitiva, suficientes años como para haber consolidado numerosos “vicios
viejos”; y suficientes años como para alcanzar la capacidad de tirar en
“automático”, mermando así mi capacidad de análisis y reflexión. ¡Menudo
panorama! Afortunadamente soy un cabezota, y me empeñé en cambiarlo. Abandoné
la inercia, abandoné el “pero a mí me funciona” y observé a los buenos.
Pregunté. Probé muchas cosas, que al principio eran incómodas y dolorosas. Y el
cuerpo, como un resorte, me pedía volver a la postura de siempre. Y los
resultados tardaban en aparecer. Sacrificio… pero final feliz. Pasé de una
postura sustentada en musculatura y condenada a “cazar” el diez, a una postura
sustentada en esqueleto y equilibrio. Era capaz de parar y controlar más. Mis
puntuaciones subieron y logré 580 en algunas ocasiones. ¡Bien por ti, chaval!
Esta “inflexión” empezó a cuajar hace un par de años. O lo que es lo mismo, ya
hace dos años que tengo esta postura.
¿Cómo continúa esta historia? Bueno, si yo fuese un gran
tirador, amasando todo lo aprendido, seguramente a estas alturas estaría
haciendo más de 580 todos los días y mejorando progresivamente. Pero… no. Ya he
dicho que soy un tirador medianillo.
Mirad algunas fotos de mis entrenamientos. Son agrupaciones
de 10 tiros. Son “cienes”. ¡Menuda
máquina! diréis … Pues no.
Estos entrenamientos, en realidad, sirvieron de poco. Con la nueva postura ya
consolidada, los entrenamientos se convertían en verdaderas gozadas. Relajado,
haciendo lo que te gusta, los dieces
salen fácil. Perfecto ¿no? Excepto por un detalle. Me olvidé de la esencia: “metódico,
analítico y crítico”. Me olvidé de aquello que me hizo mejorar:
Lo de metódico... bueno, repitiendo y repitiendo la postura
nueva.
Lo de analítico… flojito, porque cuando todo sale tan bonito
tampoco te paras mucho a pensar.
Y lo de crítico… en fin. Nada de nada.
Resultado: botiquín vacío. Consecuencia: competiciones en
las que nada sale como en los entrenamientos. Puede que lleve toda mi vida en
esto, pero a día de hoy, en las competiciones, el pulso se me acelera, y la
actitud… bueno, digamos que busco el diez con más ansia.
Conclusión: los entrenamientos “confortables” son
peligrosos. Hay que sufrir, hay que pensar, hay que forzar. Porque en las
competiciones se sufre, se piensa y se fuerza.
Mi gran amigo Roberto Romero, mi mentor y “padre” en esto
del tiro, lo ha tenido siempre claro. Hay que competir. Hay que competir mucho.
Salir a competiciones y entrenar compitiendo.
Espero que esta pequeña reflexión os guste y os haya servido. Yo, por mi
parte, he cambiado la forma de entrenar. Basta de recrearme en los dieces
cómodos.
Una de las mejores aportacinones que he leido...
ResponderEliminarLlevo un mes con el aire comprimido y estoy como tú al principio: musculatura y a cazar el 10... y sé, entiendo y ahora después de leerta confirmado que no es así... parar!!! cómo me gustaría, verlo ahí, tenerlo y disfrutar soltarlo...
Danos datos de esa posoción esqueletica, porfa...