viernes, 3 de enero de 2014

Perder el control


¿Alguna vez, durante una competición, habéis experimentado algo así como una pérdida de control? ¿Esa sensación de que la carabina hace lo que ella quiere y no hay manera de dominarla? Te esfuerzas y te empeñas, pero absolutamente NADA sale como en los entrenamientos… todo es diferente. 
Es frustrante, y decepcionante. Y bastante frecuente, me temo.
En los entrenamientos precedentes habías conseguido pulir tu técnica, el encare, la respiración, la trayectoria de aproximación, la ejecución, el tercer tiempo… todo OK. La posición de los pies, ese codo escurridizo, la presión del dedo… TODO controlado. Buenos resultados, un montón de puntos y la sensación de que dominas. Y sin embargo, el día de la competición… la carabina no se para nunca en el diez, da saltitos, aparecen los gatillazos y el balanceo es extremo. ¿Qué narices ha pasado aquí?
Es la maldición del tirador. Preguntad, si no, al finalizar una competición, y veréis que un 80% (o más) os responden con cara de resignación: - “mal”.
Los buenos resultados durante los entrenamientos generan unas ciertas expectativas que, desafortunadamente, no se materializan en la hora de la verdad. ¿Pero por qué?
La respuesta a esta pregunta parece compleja, aunque supongo que pertenece principalmente al plano psicológico. Aparentemente, nuestra conducta y actitud durante las competiciones es diferente, lo cual desemboca en resultados diferentes.
De acuerdo, pero ¿qué se podría hacer para evitarlo? Existen dos aproximaciones diferentes al problema, ambas igualmente difíciles y complicadas.
La primera aproximación, lógicamente, consistiría en modular nuestra conducta y nuestra predisposición frente a los competiciones.  Poco más puedo aportar, pues mis competencias en psicología son más bien nulas. Cosas como la meditación, la previsualización, etc. seguramente son útiles a este respecto. Se me escapan.
La segunda aproximación es más técnica, y está basada en la experiencia y en el entrenamiento. Parafraseando a un buen amigo y mejor tirador la llamaré “técnica del botiquín”. Resumidamente consistiría en procurarse un botiquín repleto de medicinas que puedan curar cada uno de los problemas que, de repente, aparecen en competición. En realidad todos los tiradores tenemos nuestro particular botiquín. Así, por ejemplo, el día que notamos que los blancos nos quedan bajos usamos la medicina de mover la cantonera, o modificamos la postura, etc. Acumulamos experiencia y trucos que nos ayudan a resolver problemas. Algunos son más básicos o evidentes, y otros son más complejos. Quien más medicinas acumula… más preparado está. Pero ¿cómo fabrico mis medicinas?... con análisis y experimentación. Por ejemplo, ese día que todos los tiros se van a la izquierda me preocupo en analizar las causas y me esfuerzo en probar soluciones. Práctica, experiencia…
No tiene muchos secretos… aparte de ser extremadamente metódico, analítico, y crítico. Ser valiente y probar. Probar y sentir. Juzgar. Aprobar o rechazar. Así es como se forja un botiquín. ¿Lógico? Sí ¿Fácil? No.  Porque ese botiquín no se crea por sí sólo, por inercia, simplemente a base de entrenar tiros y tiros. Los entrenamientos tienen que estar enfocados, orientados, forzados… Y hay que probar, probar y probar. Y eso cuesta.
A modo de confesión y desahogo os contaré mis experiencias recientes con carabina aire. Tiro desde hace 28 años y siempre he sido de los “del montón”, de los que rozan los 570 con altibajos (más “bajos” que “altis”). En definitiva, suficientes años como para haber consolidado numerosos “vicios viejos”; y suficientes años como para alcanzar la capacidad de tirar en “automático”, mermando así mi capacidad de análisis y reflexión. ¡Menudo panorama! Afortunadamente soy un cabezota, y me empeñé en cambiarlo. Abandoné la inercia, abandoné el “pero a mí me funciona” y observé a los buenos. Pregunté. Probé muchas cosas, que al principio eran incómodas y dolorosas. Y el cuerpo, como un resorte, me pedía volver a la postura de siempre. Y los resultados tardaban en aparecer. Sacrificio… pero final feliz. Pasé de una postura sustentada en musculatura y condenada a “cazar” el diez, a una postura sustentada en esqueleto y equilibrio. Era capaz de parar y controlar más. Mis puntuaciones subieron y logré 580 en algunas ocasiones. ¡Bien por ti, chaval! Esta “inflexión” empezó a cuajar hace un par de años. O lo que es lo mismo, ya hace dos años que tengo esta postura.
¿Cómo continúa esta historia? Bueno, si yo fuese un gran tirador, amasando todo lo aprendido, seguramente a estas alturas estaría haciendo más de 580 todos los días y mejorando progresivamente. Pero… no. Ya he dicho que soy un tirador medianillo.
Mirad algunas fotos de mis entrenamientos. Son agrupaciones de 10  tiros. Son “cienes”. ¡Menuda máquina! diréis … Pues no.





Estos entrenamientos, en realidad,  sirvieron de poco. Con la nueva postura ya consolidada, los entrenamientos se convertían en verdaderas gozadas. Relajado, haciendo lo que te gusta,  los dieces salen fácil. Perfecto ¿no? Excepto por un detalle. Me olvidé de la esencia: “metódico, analítico y crítico”. Me olvidé de aquello que me hizo mejorar:
Lo de metódico... bueno, repitiendo y repitiendo la postura nueva.
Lo de analítico… flojito, porque cuando todo sale tan bonito tampoco te paras mucho a pensar.
Y lo de crítico… en fin. Nada de nada.
Resultado: botiquín vacío. Consecuencia: competiciones en las que nada sale como en los entrenamientos. Puede que lleve toda mi vida en esto, pero a día de hoy, en las competiciones, el pulso se me acelera, y la actitud… bueno, digamos que busco el diez con más ansia.
Conclusión: los entrenamientos “confortables” son peligrosos. Hay que sufrir, hay que pensar, hay que forzar. Porque en las competiciones se sufre, se piensa y se fuerza.
Mi gran amigo Roberto Romero, mi mentor y “padre” en esto del tiro, lo ha tenido siempre claro. Hay que competir. Hay que competir mucho. Salir a competiciones y entrenar compitiendo.
Espero que esta pequeña reflexión os guste y os haya servido. Yo, por mi parte, he cambiado la forma de entrenar. Basta de recrearme en los dieces cómodos.

1 comentario:

  1. Una de las mejores aportacinones que he leido...
    Llevo un mes con el aire comprimido y estoy como tú al principio: musculatura y a cazar el 10... y sé, entiendo y ahora después de leerta confirmado que no es así... parar!!! cómo me gustaría, verlo ahí, tenerlo y disfrutar soltarlo...

    Danos datos de esa posoción esqueletica, porfa...

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